«El hombre y la mujer soñaban que Dios estaba
soñando con ellos. Dios estaba soñando con ellos mientras cantaba y tocaba maracas, escondido tras el humo del tabaco y sintiéndose feliz, pero al mismo
tiempo sintiendo algunas dudas. Los makiritare sabían que cuando Dios sueña con
comida, produce y da comida. Si Dios sueña con la vida, produce fertilidad. El
hombre y la mujer soñaban que en el sueño de Dios un huevo enorme y brillante
aparecía. Dentro del huevo danzaban, cantaban y festejaban porque deseaban
nacer prontamente. Soñaban que en el sueño de Dios la felicidad era más fuerte
que las dudas que Dios podría sentir y mientras soñaba, los creaba y cantando
decía:
"Al
romper este huevo nacerá un hombre y nacerá una mujer. Y juntos vivirán y
morirán. Pero nuevamente nacerán y nuevamente volverán a nacer y nuevamente lo
harán. Y nunca dejaran de nacer, porque la muerte no existe".
"Y juntos vivirán y morirán. Pero nuevamente nacerán y nuevamente lo harán".
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