Braulio Arenas Carvajal (La Serena, 4 de abril de 1913 - Santiago, 12 de mayo de 1988)
fue un poeta, dramaturgo y novelista chileno de la vanguardia del siglo XX, fundador del grupo surrealista Mandrágora, Premio
Nacional de Literatura 1984.
Vive gran parte de su infancia su ciudad natal, La Serena, en el norte
de Chile.
A los
14 años publicó su primer cuento en el diario serenense que dirigía su padre.
Su
familia se mudó a Santiago en 1929, "donde Arenas descubrió el juego de ajedrez, que marcará, como a muchos otros,
de manera importante una obra que recién comenzaba".
En
1932 se va a Talca a realizar estudios secundarios.
Allí conoce a Teófilo Cid, Enrique Gómez
Correa, entre otros, participando en fluidas actividades literarias
junto a estos.
Años
más tarde regresa a Santiago, para cursar estudios de Derecho, que abandona en
favor de su reciente carrera de escritor. Es así que comienza a destacar entre
los círculos literarios nacionales de la época, en ese entonces, algo opacados
por figuras como Pablo Neruda o Gabriela Mistral.
En
1935 Eduardo Anguita lo
llevó a casa de Vicente Huidobro,
padre del creacionismo, que
por entonces disputaba el centro de la innovación literaria junto a movimientos
como el Dadá y el Surrealismo.
Arenas
se vería influenciado por todas estas nuevas corrientes europeas, y junto a
otros escritores de la misma estirpe, y sus viejos amigos, crea el grupo La Mandrágora en
1938.
"Ruptura,
trasgresión e iconoclastia son los motores del grupo por ese entonces. Muchas
anécdotas se cuentan sobre Arenas y la Mandrágora; entre ellas destaca lo
ocurrido en 1940, cuando interrumpe un acto en el Salón de Honor de la
Universidad de Chile, en el que participaba Pablo Neruda y, luego de arrancarle
el discurso de las manos, lo rompió en mil pedazos".
Con el
correr de los años Arenas encuentra una identidad artística, una línea
literaria, que le permite ser apreciado por sus padres, amigos y colegas,
alejándose del surrealismo. Su obra se mantiene al margen de los
convencionalismos políticos —aunque cabe mencionar que aportó con un poema en
un libro de autores chilenos dedicado a España durante la guerra— y comienza a
experimentar tanto en el género poético, como novelesco e incluso en el drama
con la obra Samuel.
Él
mismo declaró durante la década del 70 que su obra no gozaría nunca de una fama
mundial, ni siquiera de un reconocimiento local, debido a que sus trabajos no
se concentraban en los temas de interés popular, como el erotismo o la
violencia. Algunos consideran que es "un escritor para escritores".
En la
novela "Adiós a la familia" que fuera rebautizada después con el
título de Sólo un día en el tiempo —con prólogo del mismísimo
autor— se muestra toda la maestría de Arenas para generar un verdadero
espectáculo literario de un hecho nimio y pueril como la muerte de un muchacho
de provincia. En ella se muestran los encantos de Leopoldo sobre un grupo de
mujeres jóvenes que lo siguen por extraños deseos. Leopoldo es temeroso frente
a la tecnología de las primeras décadas del siglo XX y teme develar su ignorancia.
No entiende como "la radio es capaz de transmitir voces en fila india sin
que se desordenen en los oídos del oyente".
Una
parte de la crítica ha querido enmarcar la obra de Arenas en torno al realismo mágico, pero él no es de los
autores que extralimita la realidad o tiende hacia la incoherencia, o lo
sobrenatural, es más bien un re interpretador de la realidad a partir de
sucesos comunes, a los cuales nos hemos acostumbrado. Cronológicamente, evoca
el pasado, quizá por la
mayor posibilidad de interpretación y subjetivismo que hay en torno al
recuerdo.
Después
del golpe
militar del 11 de septiembre de 1973, Arenas se manifestó
públicamente como partidario de la Junta
Militar.
En
2009, Ernesto Pfeiffer (1985) —que al año siguiente crearía la Editorial
Pfeiffer— realizó un intento de revaloración y rescate de la extensa obra del
escritor con la cuidada antología Realidad desalojada, que reúne
poemas, cuentos, artículos, ensayos, fragmentos de sus novelas y material
inédito, y dos textos sobre Arenas, escritos por Rafael Rubio y Pedro Lastra. Además, Pfeiffer realizó, con
la ayuda financiera del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, la
exposición Braulio Arenas, el laberinto en el espejo (Biblioteca
de Santiago, junio y julio de 2009); concebida en forma de instalación, la
muestra tenía 80 metros de longitud y más de 120 espejos que hacían dialogar
los principales versos del poeta. También hizo vídeo de 25 minutos que entrega
un recorrido por la vida y obra de Arenas.
Les dejo un enlace para que lean unos poemas de esta gran autor chileno
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