Santo
Domingo, 1926 - México, 1997) Escritor puertorriqueño. Marxista militante,
partidario activo de la independencia de Puerto Rico, su producción narrativa
refleja los problemas de las clases menos favorecidas de su país.
La
primera infancia de José Luis González transcurrió en la República Dominicana,
hasta que la llegada al poder del dictador Leónidas Trujillo (1930) obligó a
toda la familia a trasladarse a Puerto Rico, donde recibió su formación
primaria y secundaria y se licenció por la Universidad de Puerto Rico (más
tarde obtendría en México el doctorado en Filosofía y Letras).
Al
tiempo que realizaba sus estudios, se inició en la literatura con el volumen de
narraciones breves En la sombra (1943), obra a la que pronto se sumaron
otras dos recopilaciones de relatos: Cinco cuentos de sangre (1945),
libro premiado por el Instituto de Literatura Puertorriqueña, y El hombre de
la calle (1948). A finales de los cuarenta se trasladó a los Estados
Unidos; fijó su residencia en Nueva York y amplió sus estudios. Por esa época
recibió el influjo de narradores norteamericanos y europeos (Ernest Hemingway,
William Faulkner, John Steinbeck, Franz Kafka o Jean Paul Sartre), que marcaron
su producción.
El
precoz reconocimiento que recayó sobre la figura de José Luis González pronto
se vio perjudicado por su postura política. Desde 1943 se había convertido en
uno de los primeros intelectuales puertorriqueños que hacía profesión pública
de su ideología marxista. Ello le condujo a un período de exilio en el que se
acentuó su obsesión por los espacios y tiempos fragmentarios, rotos por
continuos desplazamientos. La experiencia de la salida forzosa de la isla se
convirtió también en su obra en una constante preocupación temática.
El
exilio se inició en 1950, cuando José Luis González, entonces militante del
Partido Comunista, se desplazó hasta Checoslovaquia para participar en un
congreso marxista como delegado estudiantil. Durante su ausencia se desató una
ola de represión política que obligó a González a permanecer durante tres años
en Europa. Su situación política empeoró a partir 1953: con la creación del
Estado Libre Asociado, el macartismo emprendió en el país sus persecuciones
anticomunistas.
José
Luis González hubo de marchar a México, donde compondría y publicaría la mayor
parte de su obra. Las autoridades de Inmigración, dependientes de la
administración estadounidense, le negaron el regreso durante más de veinte
años. Obtuvo la nacionalidad mexicana en 1955, y se ganó la vida como editor y
traductor de obras relacionadas con la política (como las biografías de Stalin
y Trotski), la historia de la filosofía y la crítica literaria. Posteriormente
se doctoró con una tesis titulada Literatura y sociedad en Puerto Rico. De
los cronistas de Indias a la generación del 98 en la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM), en la que fue catedrático.
En
la década de los años setenta José Luis González pudo, finalmente, regresar a
Puerto Rico, donde se le reconoció como destacado creador en narrativa breve,
sobre todo gracias a sus obras El hombre de la calle (1948) y En este
lado (1954), en las que era bien patente el modelo de prosa que había
desarrollado José Luis González: historias sucintas, con atención primordial a
los núcleos básicos de la narración y escasos alardes descriptivos. El
desamparo de las clases humildes y el desarraigo de los emigrantes antillanos
sobresalen entre sus constantes temáticas. En 1950 publicó una de sus novelas
cortas más destacadas, Paisa, una narración realista de fondo
socio-político. Su prestigio le valió ser incluido por René Marqués en su
muestra antológica titulada Cuentos puertorriqueños de hoy (1959).
Mambrú
se fue a la guerra (1972) es una recopilación de novelas
cortas que supuso su regreso a la ficción novelesca después de un largo
silencio. Un año después, José Luis González publicó dos antologías de sus
relatos, tituladas En Nueva York y otras desgracias (1973) y Cuento
de cuentos y once más (1973). En 1978 publicó la novela Balada de otro
tiempo (1978), una obra ambiciosa que obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia.
Le
siguieron la obra favorita del autor, La llegada (1980), una
"crónica con ficción" (según reza su subtítulo), y un nuevo volumen
de cuentos, Las caricias del tigre (1984). Con posterioridad publicó el
ensayo Nueva visita al cuarto piso (1986), la biografía La luna no
era de queso: memorias de infancia (1988), una Antología personal
(1990) y la recopilación definitiva de todas sus narraciones breves en Todos
los cuentos (1992).
Extraido de Biografías y vidas
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