La trama de la novela se teje alrededor de un robo: Nicolás Vergara Grey es un ladrón elegante, celebrado unánimemente en el mundo delincuencial por su pericia y buen gusto a la hora de cometer sus robos. Cuando fue apresado, calló el nombre de su cómplice, y así logró aumentar aún más su fama. Pero al ser liberado de la cárcel, gracias a una amnistía general para presos comunes —decretada por el presidente Aylwin—, se encuentra con que su socio ha malgastado el botín, producto de los esfuerzos ilícitos de ambos, y que está al borde de la ruina.
El tercer elemento de El baile de la Victoria es amoroso por partida doble. Vergara Grey rechaza el regalo que su empobrecido cómplice le ofrece en la persona de una hermosa jovencita dedicada al oficio de la prostitución porque sigue perdidamente enamorado de Teresa Capriatti, su esposa. Pero la mujer no quiere verlo ni en pintura por la deshonra que ha causado tanto a ella como a su hijo, quien termina renunciando a su apellido. Vergara Grey pasa la mayor parte de la novela sufriendo, como un adolescente, porque su esposa ya no lo quiere, o porque preferiría que siguiera en la cárcel, o —mejor— que estuviera muerto.
La segunda trama amorosa pertenece al joven Ángel Santiago, quien purga varios años de cárcel por haberse robado un caballo. Es beneficiado con la misma amnistía que liberó a Vergara Grey, y durante su primer día de libertad se enamora de Victoria Ponce ("la Victoria"), una muchacha melancólica de 17 años que resiente emocionalmente los efectos del asesinato de su padre en manos de sicarios pinochetistas cuando ella aún estaba en el vientre de su madre. A unos meses de terminar la preparatoria, Victoria es expulsada de la escuela por apatía total, pero es una apasionada de la danza y estudia asiduamente en una academia segundona que apenas puede pagar, a veces. Al mismo tiempo debe soportar una madre emocionalmente ausente, que tampoco pudo sobreponerse a la desaparición y asesinato de su esposo.
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