martes, 10 de septiembre de 2013

Mito Daguita sobre el Algarrobo

   
Cuentan que en tiempos muy antiguos la tribu Diaguita, prevalida de su industrioso ingenio, incurrió en abominables excesos, con abandono de los deberes para con Dios. En vez de servirse del maíz para su alimento cotidiano, dieron en fermentarlo e inventaron la chicha y no pararon hasta embrutecerse con tremendas y continuas borracheras.
    Queriendo Dios que el pueblo Diaguita escarmentara de una vez para siempre y recobrara su antigua distinción y nobleza, envió sobre sus campos ¡la más calamitosa sequía. Por varios años arreo, cerró Dios los cielos y no envió lluvia sobre los campos. Se perdieron todas 'las sementeras, los ríos se secaron y hasta la hierba se agostó. Los animales y los hombres perecían de hambre y de sed. Supremas angustias sufrieron los diaguitas. Los muertos llenaban todos los caminos.
Todo era desolación y pavor. Entonces los llantos y gritos de las mujeres, que clamaban por sus hijos y esposos, eleváronse hasta el Supremo Espíritu. Vio Dios que ya el pueblo estaba suficientemente castigado y dio traza de que los hombres hallasen de repente repleta de alimentos su despensa. Para ello infundió a todas las mujeres un sueño o letargo profundo. Y he aquí que, en despertando,viéronse todas extrañamente sorprendidas de hallarse a la sombra de un grande plantío de árboles desconocidos y cargadísimos de frutos maduros. Era un maravilloso algarrobal.
   El Supremo Señor presentóse entonces y habló a las mujeres de esta manera: «Aquí tenéis en abundancia un árbol para vuestra hambre y para vuestra sed. Decid a vuestros maridos que el maíz es fruto para el alimento diario, y que aquel que abusare de la chicha, será 'maldecido para siempre.» Desde entonces, el algarrobo da pan al pobre y sabrosa bebida en los estíos de intensos calores.

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